A nuestro entender el programa PROG.R.ES.AR, anunciado desde Nación, se presenta y transmite como algo positivo, ocultando lo negativo de la realidad actual. Es una medida emergente y tardía para resolver aquello que se negaban a reconocer durante los últimos 10 años en la supuesta “DECADA GANADA”. Más de 1.500.000 de jóvenes de entre 18 y 24 años no estudian ni trabaja...n, respondiendo a las estadísticas que marcan que de 10 chicos que arrancan el primario 7 no culmina el secundario.
Pensar que a los jóvenes nos garantiza inclusión solo dinero líquido, es por lo menos menospreciarnos. Incluirnos sería tener el derecho al primer empleo garantizado al finalizar el secundario o la facultad y ni hablar del acceso al crédito y vivienda.
Es sorprendente como este paliativo cortoplacista termina por reconocer y mantener la situación de miles de jóvenes que trabajan de manera informal. El mismo programa le brinda los 600 pesos a quienes se encuentran trabajando informalmente. Los jóvenes doblamos la media nacional de trabajo en negro.¿ Y esta es una solución para terminar con ello? ¿O es una forma más de mirar para el costado del problema?
Los hechos superan la realidad, no solo la evaluación internacional PISA (medición de la calidad educativa) sino también el Operativo Nacional de Evaluación (ideado por el gobierno) fueron un fracaso.
La gente y sobre todo los jóvenes sabemos bien que “progresar” es otra cosa, no es asistencia económica, incluso podría no ser necesaria en absoluto si recuperamos la generación de fuentes genuinas de trabajo y la capacitación constante del ciudadano.
Esta reflexión la queremos compartir como jóvenes argentinos que aspiramos a un país serio, transparente y con calidad de vida; donde la igualdad y la justicia social no sean retórica y acciones coyunturales, sino verdaderos objetivos de políticas públicas.
Pensar que a los jóvenes nos garantiza inclusión solo dinero líquido, es por lo menos menospreciarnos. Incluirnos sería tener el derecho al primer empleo garantizado al finalizar el secundario o la facultad y ni hablar del acceso al crédito y vivienda.
Es sorprendente como este paliativo cortoplacista termina por reconocer y mantener la situación de miles de jóvenes que trabajan de manera informal. El mismo programa le brinda los 600 pesos a quienes se encuentran trabajando informalmente. Los jóvenes doblamos la media nacional de trabajo en negro.¿ Y esta es una solución para terminar con ello? ¿O es una forma más de mirar para el costado del problema?
Los hechos superan la realidad, no solo la evaluación internacional PISA (medición de la calidad educativa) sino también el Operativo Nacional de Evaluación (ideado por el gobierno) fueron un fracaso.
La gente y sobre todo los jóvenes sabemos bien que “progresar” es otra cosa, no es asistencia económica, incluso podría no ser necesaria en absoluto si recuperamos la generación de fuentes genuinas de trabajo y la capacitación constante del ciudadano.
Esta reflexión la queremos compartir como jóvenes argentinos que aspiramos a un país serio, transparente y con calidad de vida; donde la igualdad y la justicia social no sean retórica y acciones coyunturales, sino verdaderos objetivos de políticas públicas.
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