En la argentina la educación aparenta ser prioritaria ,a juzgar por el discurso público de sus dirigentes. Esta misma falta de valoración de la importancia de la misma , explica la circunstancia de que a pesar de sus discursos y las declaraciones , la dirigencia argentina no refleja en hechos concretos la preocupación que manifiesta por esta cuestión.
Un análisis rápido de unas pocas cifras relacionadas con la inversión educativa que realiza nuestra sociedad, en comparación con otros países sustenta dicha afirmación.
Después de haber escuchado las declaraciones de nuestra presidente, que lamentablemente vive ajena a la verdadera realidad docente, habló que los mismos trabajan cuatro horas y tienen tres meses de vacaciones, quién es docente o tiene alguien allegado docente, sabe que el mismo cumple muchas funciones, no sólo educar ,sus agravios mostraron su desinterés por la labor educativa.
Se olvidó de mencionar cuando desde el gobierno promete una mejor educación, un mejor sistema de seguridad y de salud.
En este momento se habla del conflicto docente, pero no nos olvidemos que no se cumplió con nada de lo acordado y no se tuvieron en cuenta las negociaciones hasta la fecha de inicio escolar.
Con estos dichos, asistimos a un creciente desprestigio social de la tarea docente, que, en nuestro país queda claramente confirmado por la escasa remuneración de quienes se dedican a ella.
Se critica, muchas veces con razón, la calidad educativa, pero si se mantiene la situación de desprestigió social en la que ha caído la labor docente, manifestada entre otros signos por la comentada decadencia de la remuneración y las malas condiciones de infraestructura y falta del material pedagógico acorde para desarrollar la actividad entonces esta situación nunca se revertirá.
De allí resulta imprescindible que los argentinos nos preocupemos por lo que le sucede a los maestros, lo que supone interesarnos por nosotros mismos.
Ese compromiso real de todos es el único capaz de crear las condiciones para que las personas que enseñan sean las mejores. Sólo así se podrá garantizar el cambio de rumbo de nuestro sistema educativo. Esta sigue dependiendo del ejemplo de quienes se ocupan de generar el conocimiento, de interesar a los demás en él y de enseñar a aprender. Siguen siendo las personas las que llevan a cabo esas tareas y, por eso, los maestros son la educación.
Si los docentes no pueden vivir dignamente de su trabajo (y de hecho no pueden), resultará imposible mantener la calidad de nuestro sistema educativo.
Este no es un tema más, es tan importante como la salud, la seguridad y la justicia ya que todas parten y se definen a través de la educación.
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